
INTRODUCCIÓN: Poco a poco se levantó y la multitud guardó silencio. Los que estaban en la parte de atrás se inclinaron hacia adelante, tratando de escuchar. La atmósfera era electrizante. Habló, y sus palabras cuidadosamente escogidas fueron como veloces flechas que dieron en el blanco. El gran hombre, vocero de Dios, estaba advirtiendo...y condenando. La multitud comenzaba a inquietarse. Cambiaban de posiciones, apretaban los puños y murmuraban. Algunos estuvieron de acuerdo con su mensaje, asintiendo con la cabeza y llorando en silencio. Pero la mayoría estaba enojada y comenzó a gritarle insultos y amenazas. Así era la vida de un profeta.
El "oficio" de profeta se instituyó durante los días de Samuel, el último de los jueces. Los profetas, al igual que los sacerdotes, eran representantes de Dios. Su tarea era hablar de parte de Dios, confrontando al pueblo y sus líderes con los mandatos y la promesa de Dios. Debido a esta posición de confrontación y a la tendencia continua del pueblo a desobedecer a Dios, los verdaderos profetas por lo general no eran muy populares. A pesar de que no escuchaban sus mensajes, proclamaban la verdad con fidelidad y energía.
El libro de Isaías es el primero de los libros de los profetas en la Biblia. A Isaías, el autor, se le considera generalmente como el más grande de los profetas. Creció en un hogar aristocrático y se casó con una profetiza. Al inicio de su ministerio era bien apreciado. Pero, al igual que la mayoría de los profetas, pronto perdió su popularidad debido a que su mensaje eran muy difíciles de escuchar. Hacía llamados a que la gente se apartara de sus pecados y les advertía del juicio y del castigo de Dios. Isaías tuvo un ministerio activo durante sesenta años antes de que lo mataran durante el reinado de Manasés (según la tradición). Como mensajero especial de Dios para Judá, Isaías profetizó durante el periodo de varios reyes y muchos de esos mensajes aparecen en su libros: Uzías y Jotam, capítulos 1-6; Acaz, capítulos 7-14; y Ezequías, capítulos 15-39.
La primera parte del libro de Isaías (capítulos 1-39) contiene denuncias y pronunciamientos severos al hacer un llamado para que Judá, Israel y las naciones vecinas se arrepintieran de sus pecados. Sin embargo, los últimos veintisiete capítulos (40-66) están llenos de mensajes de consolación y esperanza en los que Isaías revela la promesa de Dios de bendecirlos un día a través del Mesías.
A medida que lea Isaías, imagine a este hombre de Dios fuerte y valiente que proclama sin temor la Palabra de Dios, y escuche su mensaje en relación a su propia vida: regrese, arrepiéntase y sea renovado. Luego confíe en la redención de Dios mediante Cristo y regocíjese. ¡Su Salvador ya vino y volverá otra vez!
El "oficio" de profeta se instituyó durante los días de Samuel, el último de los jueces. Los profetas, al igual que los sacerdotes, eran representantes de Dios. Su tarea era hablar de parte de Dios, confrontando al pueblo y sus líderes con los mandatos y la promesa de Dios. Debido a esta posición de confrontación y a la tendencia continua del pueblo a desobedecer a Dios, los verdaderos profetas por lo general no eran muy populares. A pesar de que no escuchaban sus mensajes, proclamaban la verdad con fidelidad y energía.
El libro de Isaías es el primero de los libros de los profetas en la Biblia. A Isaías, el autor, se le considera generalmente como el más grande de los profetas. Creció en un hogar aristocrático y se casó con una profetiza. Al inicio de su ministerio era bien apreciado. Pero, al igual que la mayoría de los profetas, pronto perdió su popularidad debido a que su mensaje eran muy difíciles de escuchar. Hacía llamados a que la gente se apartara de sus pecados y les advertía del juicio y del castigo de Dios. Isaías tuvo un ministerio activo durante sesenta años antes de que lo mataran durante el reinado de Manasés (según la tradición). Como mensajero especial de Dios para Judá, Isaías profetizó durante el periodo de varios reyes y muchos de esos mensajes aparecen en su libros: Uzías y Jotam, capítulos 1-6; Acaz, capítulos 7-14; y Ezequías, capítulos 15-39.
La primera parte del libro de Isaías (capítulos 1-39) contiene denuncias y pronunciamientos severos al hacer un llamado para que Judá, Israel y las naciones vecinas se arrepintieran de sus pecados. Sin embargo, los últimos veintisiete capítulos (40-66) están llenos de mensajes de consolación y esperanza en los que Isaías revela la promesa de Dios de bendecirlos un día a través del Mesías.
A medida que lea Isaías, imagine a este hombre de Dios fuerte y valiente que proclama sin temor la Palabra de Dios, y escuche su mensaje en relación a su propia vida: regrese, arrepiéntase y sea renovado. Luego confíe en la redención de Dios mediante Cristo y regocíjese. ¡Su Salvador ya vino y volverá otra vez!
Información extraída de: La Biblia del Diario Vivir, Editorial Caribe, Nashville, Tennessee, EE.UU, Año 1996.
1 comentario:
hola andres, soy cachula. me hubicas? no importa.. me parecio muy intersante tu articulo... muy bueno para leer entre tantas giladas que existen la web... espero que continues con esta clse de articulos... ARRRRRRIBA ANDRES!!!muchas bendiciones!
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